lunes, 18 de enero de 2010

EL NIÑO DE LA PUERTA





No tenian motivos para sonreir, pero ahi estaban en medio del jodido lugar, tratando de salvar lo poco que les quedaba por salvar, y es que el frio no avisa. La lluvia no te toca, viene derrepente envuelta en rocones y con veloz crueldad se lleva todo lo que está a su paso.

Fuimos al cerro conocido como Ticllo Chico, en Villa Maria del Triunfo. A medida que subíamos la cosa se ponia mas difícil. Mis zapatos se cubrian cada vez más de barro y la gente nos repetía la misma frase: "Mas arriba esta peor", y nos señalaban la última casita del cerro.



"Pucha, no llegamos ", me decía el redactor. y poco a poco veíamos a la unidad movil cada vez más pequeñita. Al llegar a la cima, nos topamos con una señora que con sus hijos a cuestas trataba de limpiar el lodo afuera de su casa, con un baldecito, lo que era casi absurdo , pero sabíamos que ella por sus hijos era capaz de lograr algo imposible.




Avanzamos y ahi estaba el pequeño en el filo de la puerta de su casita, que quedaba al borde del cerro, con sus pies descalazos. Como si hubiera esperado nuestra llegada, empezoó a sonreir y me preguntó si quería conocer a su hermanito. Le dije que sí y el niño entró rapidito a su casita. A l toque lo trajo cargando a su hermanito, sin zapatos en medio del charco de la lluvia, y seguramente sin haberse llevado un pan a la boca. El pequeñín me obsequió su mejor sonrisa, ya que por más que carezcan de comodidades, nadie les podrá quitar esa sonrisa inocente que te abre los ojos y te aclara que tus problemas no te pueden obligar a perder lo único que nos levanta el ánimo y no cuesta nada: la sonrisa.












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